Don Omar no ha tenido una educación en asuntos de negocios, para enfrentar su faceta de empresario ha contado con lo aprendido en “la universidad de la vida”.
“A los 14 años tuve que entrar en una escuela de desertores escolares -era eso o convertirme en un futuro candidato a entrar en prisión- y ahí me tocó estudiar. Era el único varón entre niñas que tenía que tomar técnicas de oficina, mecanografía y oficina. El rector y el trabajador social me presionaban porque sabían que tenía potencial y me gradué con honores. Soy mecanógrafo, corro mi compañía, tomo fotos, hago y escribo mis vídeos. Estoy tranquilo porque todas mis decisiones están grabadas en mi corazón y no me dejé vencer por la ignorancia”.
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